Lo que pienso y siento... aquí lo tienes!

No siempre a mi voz se le logra escapar lo que mi corazón grita, hay cosas que solo escritas llegan a expresarse, de manera que los demás sepan lo que pienso, sueño, siento, y anhelo.... pero sobre todo lo que no digo. Escribir es una forma de expresión y una fuente de alimento para el alma de quien lo practica con pasión. Espero por medio de letras hacer llegar y sentir lo que quiero transmitir y expresar y que con palabras no puedo. Esto es para ti. ¡Disfrútalo!

martes, 10 de julio de 2012

Crónica de un atraco


Crónica de un atraco

Aún recuerdo con claridad el día de mi primera, y gracias a Dios, mi última atracada. Fue una mañana gris (pues iba a trabajar) del mes de julio del 2007. Como cada día a las 6:05 am, iba de camino a la esquina de la casa a esperar el autobús, mientras veía de vez en cuando, a papi quien venía caminando a unos tres metros detrás de mí, en vista de que siempre me acompañaba aun cuando el cielo estaba claro esos días. Se supone que debía irme con él, pero su velocidad de salir de la casa me haría perder el transporte del trabajo, así que decidí adelantarme, gran error.
Unos dos minutos después, al ir apenas por la mitad del recorrido, veo un tipo que viene, a la misma altura que papi, en un motor. Noto, aunque no le presté atención, que se mueve de manera silenciosa, a pesar de lo bullosos que son los motores en nuestro país. Pero lo que realmente llamó mi atención fue ver, al voltear una vez más, a papi haciendo más señas que un tráfico, pero que él juraba yo entendía, cuando para mí, en cambio, estaba medio convulsionando. Fue entonces cuando me gritó: ¡¡que te pares ahí!!
Ahí empecé a darme cuenta que algo raro pasaba, y con un pestañar  el motorista ya estaba a la par mía, acercándose desde metro y medio aproximadamente hacia mi derecha. Yo, sin desayunar a esa hora, y con el sueño en los ojos aun, pienso que él me va a preguntar algo, o incluso a darme algún mensaje de papi, quien había empezado a correr hacia mi y al que había visto antes apurado porque entendiera sus extrañas señas.
Ya face to face conmigo, como dirían los gringos, el tipo me dice que le de la cartera, y ahí entonces fue cuando caí en cuenta de que estaba experimentando algo que pensé no me pasaría nunca…. mi primera atracada. Medio paralizada, pero sin perder el sentido, cedo intentar darle la cartera, puesto que el ladrón me la pidió amablemente apuntándome con un arma.
En el lapso de tiempo que hubo entre el instante en que él me dijo que le de la cartera y cuando empecé a desenganchármela  del brazo, hubo un momento de tensión y cálculo, vi a papi a mi derecha como se acercaba, y luego vi al ladrón con el arma, entonces pensé: si dejo que papi se acerque con este tipo aquí, y con lo acelerado y rabioso que es (por algo le llamamos Homero de cariño) se atreve a ponerse a pelear,  y quién sabe lo que pueda pasar. Así que inmediatamente pensé en entregar lo que tenía tan rápido que el ladrón pudiera fugarse antes de que papi termine de llegar donde mi y evitar una tragedia.
Así mismo lo hice, tomé la cartera, pero en lugar de dársela en las manos, la lancé por encima de él, de manera que cayera en el suelo de su lado que daba a la calle y no donde mí, todo esto pensando que al caer y el voltearse a recogerla del suelo, me daría tiempo a empujarlo y moverme de ahí, o no se, quizá darle un par de pataditas. Pero me salió el tiro por la culata, el tipo parece que mínimo, jugaba béisbol en la posición de jardinero central, porque alzó los brazos en ese instante de una forma tal que me pareció  ver en persona a Elastic Girl de los Increíbles, alcanzando agarrar la cartera en el aire.
Pero él no se conformó con la cartera no, sino que me pide el celular, y no es que me haya quitado el celular lo que me molestó, es que lo viera, debido a que lo tenía cubierto entre los libros que llevaba en los brazos y el pecho, además del hecho de que mi celular parecía más un video juego o calculadora que un teléfono, tanto así que  todo el mundo cuando lo veía me preguntaba si era de tó, menos celular, ahh pero el ladrón, experto en tecnología, además de amable, tenía que identificarlo de una vez…
Así que ni modo, se lo di, y justo terminando papi de llegar el tipo aceleró y se fue. Y todo lo que me dijo papi (que según él me había dicho con sus señas y gestos) me lo voy a reservar.
Después de todo eso, que pasó en cuestión de segundos, no me quedó más remedio que continuar caminando hacía mi guagua, antes de que me dejara.
Pero luego de darle mente…  lo lamenté por el ladrón, porque aunque acostumbro llevar una sucursal de la casa en mis carteras, ese día andaba con una pequeña, y tan solo unas cuantas cosas, y lo mejor de todo, $20. 00, que sería lo único que ganaría el tipo, quien seguro me atracó un 26 haciendo cocote con que andaba con el sueldo que cobraría el 25. Pobrecito.
Ya con el asunto de la querella en la súper policía pues tendría que escribir una novela, en vista de lo especiales que son aquí en Dominicana. Así que por el momento solo espero no vivir de nuevo esa experiencia, y claro, esperar a quien me acompañe a la parada y no asumir que los ladrones nunca fueron atletas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lamento lo de la cartera, los 20:00 pesos y la cascara que hacia llamadas. Sobre todo lamento tu infructuoso viaje a la policía.

Muy animado tu relato. Solo te observo que tengas pendiente la voz y el tono de la narración, a veces deja de ser serio, y pasa a ser entretenido, a chercha.

También este pequeñín se te paso:

"Noto, aunque no le presté atención, que se mueve "

Tu relato esta en pasado, y acá cambia a presente.

El tiempo en el relato es tan esencial como el hecho, o los personajes.

Besotes Jula!

Siempre a tu lado, aunque nos separara la gotera.